Por: Elias Lozano
El problema de la “isla de calor” en las grandes ciudades no es nuevo, se ha presentado por lo menos durante los últimos cien años al cambiar vegetación; árboles, pastos, arbustos, nativos del lugar, por edificaciones y caminos de concreto. Además dichas edificaciones no protegen contra los rayos del sol, y se calientan mucho más de lo que lo haría la tierra, este calentamiento causa un incremento en la temperatura del aire que después se percibe como un aumento en la sensación térmica. A este fenómeno se le conoce como “isla de calor” y se presenta en las ciudades de gran tamaño, estas islas presentan un aumento de 2, 3 hasta 4 grados celsius en su temperatura comparada con sus áreas circundantes
Una posible solución es la implementación de techos verdes en las áreas más urbanizadas y de esta manera mitigar el efecto de la isla de calor. Un techo verde es un método de aislamiento en donde se colocan plantas en el techo de casas y edificios, sin embargo, no se plantan de manera convencional, ya que la mayoría de los edificios no resistiría el peso de la tierra mojada.
En su lugar se instalan varias capas de protección y al final un sustrato diferente a la tierra donde irán las plantas, por lo general se utilizan pastos y pequeños arbustos para no sobrepasar la capacidad de carga de los edificios.
Un techo verde tiene múltiples beneficios al ser una biotecnología en el sentido que mejora el aislamiento de los edificios o casas en donde se implementa, de esta manera reduce considerablemente el consumo energético de los mismos. Otro punto que hay que mencionar son los beneficios ecológicos de los techos verdes, que al tener vegetación nativa brindan un respiro a la biodiversidad de las ciudades convirtiéndose en reservorios de diferentes especies de insectos y de aves.
Además los techos verdes ayudan en la captación de CO2 y de partículas suspendidas en el aire, generando aire más limpio en las ciudades llevando a un incremento en la calidad de vida en sus habitantes.
En conclusión, los techos verdes tienen el potencial para mitigar la “isla de calor” urbana, mismo reducir el consumo energético, mejorar las condiciones para la biodiversidad y la calidad de vida de los habitantes de las grandes ciudades.