Por: Mónica Gaspar
Los efectos beneficiosos de la música sobre la salud mental se han sabido por muchísimos años. Los filósofos antiguos desde Platón hasta Confucio y los descendientes de Israel cantaban las alabanzas musicales y las usaban para calmar la tensión. Las bandas militares utilizan la música para desarrollar confianza y coraje. Los eventos deportivos proporcionan música para incitar el entusiasmo. Los niños en la escuela usan música para memorizar el abecedario. Los centros comerciales ponen música para atraer a los consumidores y mantenerlos en la tienda. Los dentistas ponen música para calmar a los pacientes nerviosos. La investigación moderna apoya la sabiduría convencional de que la música beneficia el estado de ánimo y la confianza.
Debido a nuestras experiencias únicas, desarrollamos diferentes gustos y preferencias musicales. A pesar de estas diferencias, hay algunas respuestas comunes a la música. A los bebés les encantan las canciones de cuna. El canto de la madre es particularmente calmante, sin importar cuáles sean sus talentos o entrenamiento musical formal.
Todos los que han aprendido el abecedario saben que es más fácil memorizar una lista si va con música. La investigación científica respalda la experiencia común que dice que emparejar la música con el ritmo y el tono mejora el aprendizaje y la memoria.
La música ayuda a los niños y adolescentes con problemas de atención de varias maneras:
1-. Se puede usar como una recompensa a un comportamiento deseado.
2.- Se puede usar para ayudar a mejorar la atención a tareas académicas “aburridas” como la memorización, usar canciones, ritmos y baile o movimiento para mejorar el interés de las listas a memorizar.
3-. Se pueden usar pistas musicales para ayudar a organizar actividades, un tipo de música para una actividad (estudiar), otro para otra actividad diferente (comer) y un tercer tipo para irse a la cama.
4.- Los estudios demuestran que la música tranquila puede promover un comportamiento pro-social y disminuir un comportamiento impulsivo.
Muchas personas encuentran que la música familiar es reconfortante y tranquilizante. De hecho, la música es tan eficaz para reducir la ansiedad, que a menudo se usa en entornos dentales, preoperatorios y de radioterapia para ayudar a los pacientes a enfrentar sus preocupaciones acerca de los procedimientos. La música ayuda a disminuir la ansiedad en los adultos mayores, mamás primerizas y en los niños también.
La música ha demostrado ser útil para ayudar a los pacientes con enfermedades médicas graves como el cáncer, quemaduras y esclerosis múltiple que también están deprimidos.
La música, elegida ampliamente, reduce los niveles de la hormona del estrés. Saber que ciertos tipos de música pueden aliviar el estrés es una cosa; ser cuidadoso en elegir qué tipo de música escuchar es otra.
Debemos elegir nuestra música tan cuidadosamente como elegimos nuestros alimentos y amigos.