Por: Selene Cruz Melgarejo
“Una afirmación es realmente todo lo que dices o piensas. Mucho de lo que normalmente decimos y pensamos es bastante negativo y no crea buenas experiencias para nosotros. Tenemos que reeducar nuestro pensamiento y hablar en patrones positivos si queremos cambiar nuestras vidas” (Louise Hay).
Muchas veces expresamos con sumo cuidado lo que le decimos a los demás y la forma en que lo hacemos, tratamos de no ofender o hacer sentir mal al otro y esa es una buena práctica, porque habla de las buenas relaciones con los demás. Pero, cuando nos hablamos a nosotros mismos, ¿lo hacemos de la misma manera? ¿Practicamos la paciencia o la empatía que solemos mostrar a otros?
Con frecuencia nos descalificamos y somos nuestro más severo juez. Y como nuestra mente es tan poderosa, llega a creer todos esos comentarios descalificadores que nos decimos. ¿Pero por qué no utilizarlo en nuestro favor? Si nuestra mente llega a creer todo lo negativo que nos decimos, con mayor razón creerá todo lo positivo que nos podamos decir. Así que empecemos por practicar las afirmaciones positivas.
“Una afirmación positiva, son los pensamientos constantes y repetitivos que tenemos. Es la forma más fácil y efectiva de programar nuestro subconsciente. A través del uso de esta técnica sencilla pero poderosa, te darás cuenta que están ocurriendo cambios muy positivos en tu vida” (Jeant Gómez).
Estas afirmaciones pueden ser en diferentes aspectos de nuestra vida: la familia, la escuela, el trabajo, la salud, los amigos; pueden adaptarse a las diferentes necesidades y repetirse constantemente ya sea de forma oral o escrita. Si estas frases impactan de manera positiva a los adultos, ¡cuánto más influirá en el pensamiento de nuestros niños! Los ayudará a comunicarse mejor y a crear confianza en ellos mismos y en los demás. Y en algunos casos, a sanar todo aquello negativo que alguna vez hayan escuchado y creído.
¿Cómo podemos crear nuestras afirmaciones positivas?
- Deben formularse en positivo. Es decir, enfocarse en lo que queremos y no en lo que no queremos.
- Deben escribirse en presente. Aquí y ahora.
- Deben ser creíbles. Para que te sientes cómodo al decirlas.
Estos son algunos ejemplos:
- Soy valioso.
- Creo en mis capacidades y habilidades.
- Tengo dones y talentos.
- Soy muy creativo.
- Cuando cometo errores, aprendo de ellos.
- Soy feliz.
Soy valiente.
Así que, más que palabras bonitas, las afirmaciones son declaraciones positivas de fe que influyen en nuestra mente.